[Bret Esponja]


XL. Y para finalizar, una de agudeza mental...
B.E.E. [Ríe] ¡Uuuuuh! ¡No, por favor! Soy muy malo en eso. Además, me pillas en un mal día.
XL. … ¡es facilita!, ¿cuándo ‘se puso ciego’ de algo por última vez?
B.E.E. Mmmmmm... ¡Justo ahora! Lo estoy. Totalmente ‘colocado’. Se me ha subido. Estoy acatarrado y me han pasado una caja de…, ¿cómo se llama? Ilvico [sonríe], un antigripal. Eso sí, me lo anoto para el futuro. Es buenísimo. De lo mejor que he tomado.
XL. Ya. Pero yo le preguntaba por sustancias que no hayan sido prescritas por un facultativo.
B.E.E. [Sonríe] No sabría decirte. Aunque no me creas, llevo mucho tiempo alejado del alcohol y de las drogas. Sólo he escrito 'colocado' una sola vez. Cuando era joven. Y aprendí la lección.
XL. ¿Se puede escribir así?
B.E.E. No. Es imposible. Aunque en el momento de escribirlo pensaba que era algo tremendo, lo cierto es que no aguantó una relectura dos o tres días después. Tenía 18 años.



[Entre 'alhambradas']


Fue Bill Clinton quien dijo que nada tan hermoso como el atardecer ‘granaíno’, cuando un sol malherido acaricia la Alhambra, desde San Nicolás. Está claro que, con Lewinsky o sin ella, el ex nunca visitó a Enrique Morente [Granada, 1942], cuya terraza queda a un paso del paraíso nazarí. El Albaicín, barrio donde hay gallos anarquistas que cantan a media tarde, se desplega a sus pies. Llevo un rato aquí sentado, junto con el cantaor, bebiendo una cerveza llamada Alhambra que provoca redundante esplendor, y creo que Bill se equivocó. Lo realmente hermoso, señor Clinton, debe ser el amanecer ‘granaíno’, tras una ‘jartá’ de cante y Alhambra fresquita, desde la terraza de Morente. Con Morente.




[Próxima Mente]

[Bibliorreseña]





Reseña crítica aparecida en la edición papel del periódico quincenal de actualidad crítica 'Diagonal'.