[Poesía En Vena]



[Extra Extremeño]



[Crónica De Un Sueño Cumplido]





[Selección Española]


[Poeta En Badajoz]





[Masacrar Lo Obvio]




[Más Muertos Que Vivos]




[Negros Nubarrones]



MAX

Hay que establecer la guillotina eléctrica en la Puerta del Sol.

EL PRESO

No basta. El ideal revolucionario tiene que ser la destrucción de la riqueza, como en Rusia. No es suficiente la degollación de todos los ricos. Siempre aparecerá un heredero, y aún cuando se suprima la herencia, no podrá evitarse que los despojados conspiren para recobrarla. Hay que hacer imposible el orden anterior, y eso sólo se consigue suprimiendo la riqueza.

[Estado De Facebook]



[Zorba El Esquirol]


[Opiniones Contundentes]



[Las Resacas Nos Ponían Así]



[Aquí Está Prohibido Aburrirse]





[Corren Tiempos De Porras]


[Orgía Letrera]


[¿Qué Coño Es Maremágnum 44?]


   Maremágnum 44 es el reverso luminoso de la Biblia ilustrada para becarios. Donde había empleados grises pululando descalzos por las alambradas de un campo de exterminio llamado ERE, hay ahora empleados grises pululando descalzos por la arena de una cala repleta de vidrios rotos. Maremágnum 44 es el Libro Rojo salido de la pesadilla de la siesta playera de un empleado gordo y gris que, durante el almuerzo, bajo la sombrilla, se pasó con las Mahou. El Libro Rojo de Mahou. De una Biblia a un Libro Rojo. Miedo me da pensar qué será lo próximo que publique. ¿Quizá una Guía Campsa? Eso estaría bien. Una Guía Campsa de cementerios. Maremágnum 44, como en su día lo fue la Biblia ilustrada para becarios, es un grito, el grito de Munch, soltado a tiempo parcial cuando un servidor de ustedes estaba tan harto de trabajar, tan desbordado, que no tuve más remedio que caer en las garras de la Poesía. La maldita Poesía. Muchos hubieran preferido que asaltase diligencias, lo sé. O que desviase comisiones  de los fondos destinados a niños con discapacidad. Pero es lo que tiene. La Poesía. No permite elegir. Se trata de un círculo vicioso que obliga a sus adictos a dar vueltas a bordo de una kurda alrededor de un burdel habitado por versos, rimas, metáforas. Dicen que Flavio Briatore también cayó en sus garras. Y que al bueno de Iñaki Urdangarín, el de la 'balonmano' larga, ahora le ha dado por escribir tristísimos sonetos de amor republicano. Se habla de Aznar y de su yerno, Alejandro Agag, como amantes de la 'rosipoesía' de Cernuda. Pero no vamos a creernos todo lo que se dice por ahí, ¿no?

    Maremágnum 44 es el dolor de muelas de una noche de verano sin ibuprofeno en casa. Maremágnum 44 es el último vuelo suicida de una mosca cojonera. Maremágnum 44 es la última arcada, con regusto a daiquiri, de la niña del Exorcista. Maremágnum 44 es la particular dieta Dunkan, a base de merluza congelada y capitanes de navío, que sigue la Sirenita. Maremágnum 44 es también la crónica de otro suicidio: el del surfista galés Gilbert Melrose, quien, como Jesucristo, aprendió a caminar sobre las aguas del mar Mediterráneo y se había creído inmortal hasta el día en que le dio el primer infarto. Maremágnum 44 es una ortodoncia en los dientes de la ballena gorda y gris que engulló a Pinocho, a Jonás y al capitán Ahab cierta mañana de bulimia compulsiva, aburrimiento y mar gruesa, o de mar compulsiva, aburrimiento y bulimia gruesa.

    Maremágnum 44 es el tanga fucsia del padre Karras cuando éste se pasea por la piscina climatizada de un crucero por el mismo Infierno. Maremágnum 44 es un niño enfermo, de pies embarrados, que se pasea por mi alma. Maremágnum 44 es Ada, mi hija, cuando tenía seis años de edad, diciéndome que quería volver al cole porque estaba harta de nuestras vacaciones. Maremágnum 44 es Teo, mi hijo, a sus cuatro años, advirtiéndonos a todos de que las moscas, las puñeteras moscas de agosto, al contrario que nosotros, los humanos, vuelan pero no pueden bañar, ¡pobres! Maremágnum 44 soy yo, atropellado como un perro atropellado y frente al mar, acariciando el horizonte y la idea de convertirme en el Rafael Alberti del siglo que empieza y abriéndome en canal bajo el sol para escupir a las olas algunos versos descarnados, provocando así una marejadilla letal para submarinistas y buzos.

    Maremágnum 44 es la historia de un exorcismo. El que tuvieron que hacerme a mí, su autor, para expulsar de mis entrañas el espíritu maligno, y embutido en un chándal de Decathlon, de Gloria Fuertes. Y así, desengloriándome fuertesanalmente, vomitando hasta el último heptasílabo, llegué hasta lo que soy hoy. Es decir, nada. Maremágnum 44 es ver al fantasma de Emily Dickinson suspirando y lamentando sus miserias por las tres esquinas de la Playa de los Muertos. Va en monoquini y arrastra cadenas para la nieve y su pareo es del color de las penas negras más negras, el fantasma de Emily Dickinson. Es el suyo un hermoso espectro. Que llora, y gime. Y vota a UPyD. Y de pronto suelta a ese trozo de mediterráneo almeriense que de noche es un espejo de estrellas pixelizadas, en su hosco inglés de Massachusetts
Oh, Mar, muéstrate propicio.
Te alcanzaré arroyos
en parajes moteados.
¡Oye, Mar, tómame!

    Maremágnum 44 es un pecado capital cometido en el Puerto Hurraco de tu provinciana desmemoria. Maremágnum 44 es confiar en ver a Dios reflejado en la próxima ola, o en la siguiente, o en la siguiente, o en la siguiente, o en la siguiente, o en la siguiente, y así, aguardar desolado, hasta que el mes de julio no sea más que un olvido mantenido en otro olvido. Maremágnum 44 es una prima de riesgo. Maremágnum 44 es un yerno de riesgo, urdangarizado e infeliz. Maremágnum 44 es una bisnieta de riesgo. Maremágnum 44 es un riesgo rasgado.


    Maremágnum 44 es un índice de colesterol elevado que adquiere vida propia, tose y escupe y hoy quiere confesarnos que está enamorado del envase de un bote de Danacol caducado. Maremágnum 44 es un poeta sin vacaciones de verano que llora y escribe sus versos dolientes en la arena de una nostalgia rotunda, implacable, excluyente, feroz.

    En definitiva, ¿qué coño es Maremágnum 44?

    Pues está muy claro. Maremágnum 44 sois vosotros.

[Leaving Salamanca]




'Guía Campsa de cementerios' es uno de esas historias que se suben a la chepa de uno y no lo sueltan hasta pasados varios años. Ha sido una obsesión constante durante gran parte de mi vida. Y junto a ella he crecido, y he visto crecer a los míos, y bajo su peso he podido superar algunos miedos [como el miedo a la muerte de los demás], y he contraído otros nuevos [como el miedo a mi propia muerte]. Porque de lo que va esta novela [que no es una guía de camposantos real aunque algunos se empeñen en ello al leer el título] es de estar muerto.

    De sobrevivir.
   
    De vivir la propia muerte adelantándose a su llegada. De imaginar su sonrisa muerta cuando llame al timbre de mi casa [¡que llamará!] y pregunte por mí al mayordomo. Aunque bien pensado, toda gran novela trata de hacer eso, ¿no? Intenta parar a golpes el tiempo para aplazar ese momento fatal e inevitable. Detener los relojes, reventar los horarios.

    Yo he tratado de hacerlo de la única manera en que supe desde la primera frase que tenía que hacerlo: con humor. Tirando de humor negro. Puesto que la ironía y el humor lúcido es lo único que lograba que esta ficción no se me escapase constantemente de los dedos. Y espero haberme acercado, aunque solo sea un poco, a lo que aquel chaval de 17 años que era yo hace 25, tenía en mente al proponerse describir, en un relato que en principio tuvo muy pocas páginas, la enorme putada de estar muerto.

    Lo que aquel chaval aún no sabía es que escribir es una obsesión.

    O, como diría Clarice Lispector, un sufrimiento.

    Un sufrimiento que salva.

    Yo creo que el resultado es una historia decente [en el sentido de que tiene un principio, un final, etcétera, y tiene pasajes muy buenos; lo que no es poco, en estos tiempos de literatura de kleenex que corren]. Posee en algunos capítulos cierta magia especial. Su tono delirante y lúgubre, a veces anfetamínico o lisérgico, ha hecho que haya sido comparado por algunos de los que ya la han leído con el padre del periodismo gonzo, el mítico Hunter S. Thompson. Lo cual me honra y sobre todo es muy de agradecer en estos días en que el periodismo no entra, al parecer, en la cuenta de resultados de esos malditos bastardos que buscan sacar pasta hasta de las grapas de los diarios que expolian.

    El 'periodismo gonzo' que inventó Hunter S., según contaba él mismo, se basa en la idea de William Faulkner de que la mejor ficción es mucho más verdadera que cualquier tipo de periodismo. Me gustaría pensar que en el Cielo de mi novela hay mucha más verdad que en el real. Que el de esta 'Guías Campsa de cementerios' sea un Cielo gonzo.  El mismo en el que Hunter S. Thompson esté ahora a punto de brindar con nosotros con un vaso de Chivas sin hielo en la mano.

    Va por ti, Hunter. Cazador cazado que escribiste tu mejor relato minutos antes de pegarte un tiro en tu casa de Aspen (Colorado). Con una nota de suicida que titulaste 'La temporada de fútbol (americano) se ha acabado' y que decía así:

Basta de juegos. Basta de bombas. Basta de paseos. Basta de natación. 67. Son 17 años por encima de los 60. 17 más de los que necesitaba o quería. Aburrido. Siempre estoy gruñendo. Eso no es diversión, para nadie. 67. 

    Qué tipo. Lo dicho. Contar, sin miedo, el miedo a la muerte. Él lo hizo así. Hunter S. Thompson puso un punto final a la medida de su ficción. En un acto de valor o cobardía, nadie es quien para juzgar algo así. Yo lo he hecho con una historia que, como os decía al principio, me ha acompañado quizá más de lo que necesitaba. Sólo espero que ahora os acompañe a vosotros. Y las andanzas de Felipe, Parco, Magda y el pirómano depre por el Paraíso sean vuestras andanzas durante el tiempo que dure la lectura.

    Me comentaba hace un par de días al respecto un colega escritor navarro, Patxi Irurzun, uno de los nuestros cuyo último libro [un dietario] se titula 'Dios nunca reza'. Os decía que me comentaba que tras leer mi 'Guía Campsa de cementerios' ya sabe por qué Dios nunca reza.

    Dios nunca reza porque tiene Alzheimer.



[Guía Campsa En La Tele]


[Los Lunes Al Soul]




[Jazz Entre Amigos]