[El Martirio Del Oficinista]




¿Por qué vine
a trabajar
a este lugar?


¿No pude
encontrar
nada mejor?


[Absentismo Laboral]


Moi même
David Benedicte

a los 39 recién cumplidos
derivé hacia la polipoesía
abarloándome
a estribor
de las rimas incumplidas.

Imagino
que será

a partir de los 65

cuando me despida
a la francesa.
Como hizo el joven viejo Arthur Rimbaud.

Lo tengo hablado con el Imserso.
Pienso
pirarme a Adén (Yemen)
un año sabático.


Donde resucitaré

eso espero
al lado de una abisinia.













Diez, indiscretas y arrabaleras


01. Fue bebido a 'La noche", un programa de televisión, ¿lo recuerda?


En aquel momento yo sólo bebía agua o Coca-Cola. Topor decía con humor: «El día que Arrabal beba vino o alcohol será el más importante del siglo». Aquella noche, con mucha sed, bebí lo que imaginé agua y era anís. El único recuerdo que guardo es el de mi despertar mientras se me hacía un lavado de estómago.


02. Vio usted a la Virgen a tierna edad, ¿cómo acabó aquello? ¿Se comprende la envidia que sigue despertando esta aparición?


Creí ver a la Virgen a los 17 años, que no es edad tan tierna. Me hubiera parecido inelegante y arribista comunicarlo en tiempos del catolicismo triunfante.


03. ¿Qué le inspira Zapatero?


Su biografía ¿plagia secuencias de la mía? Somos él nieto y yo hijo de oficial republicano condenado a muerte. A los dos las monjas nos enseñaron a leer. Los dos estudiamos Derecho. Luego tomamos vías opuestas.


04. Lo de Bush en Irak, ¿es otro Pic-nic?


Mi Pic-nic en el campo de batalla se representa en este momento desde Finlandia hasta Nueva Zelanda, pero ¿no es en los EE.UU. donde más y mejor se representa hoy?


05. ¿Cuál es el acto pánico por excelencia?


Organizar banquetes de ciegos con manjares azules como heliogábalo.


06. ¿Es cierto que cortó con los surrealistas porque se tomaban la vida ‘en serio’?


Topor, Jodorowsky y yo creamos el movimiento pánico estando con ellos. ¿Eran poco serios?, ¿como los camaleones de la política?


07. ¿Cómo se ve la cultura española desde el ‘exilio’ francés?


En biología molecular disfruta de una mejoría evidente, si comparo con diciembre de 2000 cuando coincidí en TVE con la ‘autoridad’ de este ramo.


08. Defina el delito de injurias.


Con la injuria se jura en la jauría. ¿No es la injuria el recurso injusto de quien no sabe juzgar?


09. Condenado por el franquismo tras dedicar un libro, ¿tan fuerte fue lo que puso?


Los fuertes entonces ¿eran los que condenaban y murieron en sus camas con las botas puestas?


10. ¿Qué le deben Franco y el franquismo?


Infinitamente menos que lo que a la mayoría de españolitos de a pie, que tantas patadas recibieron, y que la pareja que mató a mi madre a los biznietos desposeídos.


[Poética del Bar (Muñoz)]




Pongamos que hablo de Madrid. Y de un «poeta de provincias», según su propia definición, Antonio Gamoneda [Oviedo, 1931], en el que nada es lo que parece. Leonés nacido en Asturias. Ensonotonado, pero con un oído para engarzar palabras que para sí quisiera el próximo niñato que aspire al Rimbaud resurrecto way of life. Con la modestia propia de la edad, pero con el Cervantes, medallón más notorio de las letras españolas, colgando aún sangrante de su pechera. Pongamos que ese poeta me insta a ayudarle a encontrar un sitio donde poder fumar sin censuras hoteleras mientras responde mis preguntas. Bar Muñoz. Dentro, parlotean, en la mesa de nuestro lado, cinco juanis que redecoran en rojo sangre sus labios, realquiladas en torno a un botellín de Mahou prejubilado. Estas niñas resabinadas son princesas. Y una máquina tragaperras llama a oración. Y, sobre nuestras cabezas, una tele escupe despojos de gloria marchita. Es la vida. Vida y poesía que se enredan como versos modernistas. Pongamos que entrevisto, entre dos paréntesis, al poeta. Y que en sus respuestas retumba la vida con la contundencia de un disparo.


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XL. ¿Escribirá su nieta poesía?
A.G. La poesía va a permanecer. Minoritariamente. Pero, la poesía, tanto en el terreno del lector como en el del creador, es un instinto con millones de años y por eso nunca va a desaparecer.


XL. Zapatero regala por Navidad poemarios suyos. ¿Qué le hace sentir eso?
A.G. Me satisface. Quizá porque somos del mismo pueblo, aunque él nació en Valladolid, pero fue por un empeño del padre, que era médico y quiso que José Luis Rodríguez Zapatero naciese bien atendido en Valladolid. Pero, bueno, si le interesa mi poesía por una razón afectiva y de paisajane, quiero creer que también le interesa como tal.

XL. ¿Qué es la gloria?, ¿qué es la gloria literaria?

A.G. A eso le constesto rapidísimamente. No lo sé. No tengo ninguna noción gloriosa.

Las verdades del borrachuzo





la poesía debe retirarse continuamente de sí misma, alejarse de sombras y reflejos. la razón de que se escriba tanta poesía mala es que se escribe como poesía y no como concepto. y la razón por la que el público no entiende de poesía es que no hay nada que entender, y la razón por la que la mayoría de los poetas escriben es que creen entender. no hay nada que entender ni «recuperar». sencillamente hay que escribir. alguien. en algún momento. y no muy a menudo.


no obligo a la mano a escribir la mentira sólo para crear otro poema.



la policía pregunta: ¿qué hace aquí a la orilla del agua? mientras yo escupo un diente podrido y me aguanto la hemorragia en el costado. la policía pregunta: ¿cómo es que no está durmiendo a estas horas de la noche? mientras los peces atacan a los peces y los huesos de César están tan quietos, la policía pregunta: ¿dónde vive? no, ¿por qué vive? sino ¿dónde? y me llevan a su trena, un antro de madera y acero. ¿cómo se llama? me preguntan. hacen todas las preguntas fáciles y supongo que por eso son tan gordos y valientes y limpios.


voy a abrir otra votella. no una votella, sino una botella. tú la abres y yo me la bebo. y tu intenta escribir tanto como he escrito yo sin caerte de la silla. Mientras tanto vete al infierno hasta que puedas entender la desesperación de vivir el arte sin un bigote falso. lo sé, lo sé, no es eso, desde luego no es eso: me duele la cabeza como un coco rodando sobre piedras y todas las rubias son viejas, y las hojas crujen bajo mis pies.



Cuatro fragmentos de 'Fragmentos de un cuaderno manchado de vino'.


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la POESÍA es la forma más breve, dulce y explosiva. ¿para qué escribir una novela si puedes contarlo en diez versos? ¿Por qué escribir diez novelas cuando puedes escribir 10.000?


Extracto de 'Un delirante ensayo sobre la poética y la condenada vida escrito mientras bebía media docena de latas de cerveza (altas)', de Charles Bukowki.





[Poética del 'hambre']







La realidad (la cruda realidad) se cuela por cada verso de este libro. Ya era hora de que los EREs y demás fueran fuente de inspiración.
Y tanto que sí. E imagino que la cosa, a partir de ahora, irá a más. La poesía, ya sea hecha a partir de un recorte de prensa o ante la contemplación de la rosa en ristre ante una divinidad que lleve siglos muerta, es uno de los últimos canales de expresión libre, global y verdadera que todavía nos quedan. El otro, y cada día que pasa estoy más seguro de que sólo nos quedan dos, es internet.

¿Estamos con libros como el suyo ante una nueva poesía social?
Sí. Aunque en este caso la denuncia de las condiciones políticas, tanto por cuestiones lógicas como de necesidad, pase a ser de condiciones económicas. Sin embargo, la reivindicación de la libertad sí que sigue siendo muy parecida. Hoy por hoy, el dictador hace las funciones de un jefe de personal y existe más censura previa frente a la máquina de café de una oficina que en las columnas de opinión de un diario de los años 50. De todas formas, ¿vale realmente para algo etiquetar la poesía?

Exageramos si pensamos que el trabajador, el ciudadano, vive en una suerte de campo de exterminio, una realidad kafkiana y opresiva, un nuevo Auschwitz?
No, ni mucho menos. Basta con entrar en una de las abarrotadas oficinas de empleo de este país para constatar que se trata de una parábola de lo más acertado. Es allí, en su interior, donde se percibe esa especie de holocausto cotidiano en el que seguramente acabemos todos por dejarnos engullir. Aun así, exagerar es, o debería ser, el primer mandamiento del poeta que pretenda ir más allá de un mero 'juntaversos'.

Hábleme de poesía y periodismo. Parecen mundo muy lejanos, pero no tiene ni debe por qué ser necesariamente así.
Así es. De hecho, hasta no hace mucho tiempo, en los periódicos se prodigaban los 'poemas periodísticos', que eran crónicas, reportajes o noticias en forma de poema. Umbral, Cela, Campmany recogieron el testigo de la carrera que había iniciado, en el siglo XVIII, o sea, en los mismos albores del periodismo, el clérigo Francisco Gregorio de Salas. Es curioso, pero el último periodista español que cultivaba recientemente el género fallecía recientemente. Se llamaba Félix Antonio González, firmaba como 'conde Ansúrez' y escribía en 'El Norte de Castilla'. A quienes hoy nos fajamos entre la trinchera de la poesía y la del periodismo quizá sólo nos quede mantener el espíritu de la primera en el segundo, aunque sólo sea por una cuestión de mera supervivencia.

“Restaurante Mengele. Especialidad en codillos y carnes a la brasa”. No se corta usted. La lírica también debe ser deslenguada y vitriólica.
La lírica debe ser, ante todo, libre. Por mucho que en ocasiones nos aterre el abismo al que nos asoma. Quizás haya llegado la hora de pedir a quienes aún contemplan rosas en ristre, a esa camarilla de poetas que facturan pompas de jabón y nos las venden como algo excepcional, que se encierren en sus cátedras, o en sus jurados o en sus chanchullos editoriales, y den paso a lo nuevo.

En este panorama, los becarios son los nuevos judíos con la estrella de David amarilla en la manga.
En este panorama, becarios somos todos los que trabajamos de forma autónoma o por cuenta de terceros. Y sí, vamos marcados, sin saberlo, por la estrella judía en la manga en recuerdo de quienes se vieron obligados a perderlo todo por culpa de la sinrazón.

Y, por supuesto, la inevitablemente, típica y tópica…. ¿Con qué autores ha crecido usted como poeta?
A ésta te contesto con un poema propio. Se titula 'Poética del hambre'. Espero que te guste.

La poética del hambre
ésa es la mía
la de William
la de Jack
la de Patti
la de Henry
la de Wystan Hugh
la de Edith
la de Percy
la de John
la de Antonio
la de Oliverio
la de Nicolás
la de Alejandra
la de Gertrudis
la de Federico
la de César
la de Leopoldo María
la de Blas
la de Virgilio
la de todos los poetas que
como yo
están más muertos que vivos. *



* Impecable cuestionario el que me hizo llegar el otro día el 'colega' Manuel de la Fuente para el diario 'ABC' en el que curra. No sé qué hará con esto en el papel, pero estoy deseando leerlo. ¡Muchas gracias por todo, Manuel! En cuanto a lo de la foto, sin comentarios. O sí. Dos o tres.


El 28



Diluviaba tenaz,
arrebatadamente. Tanto, que aquel tipo confundía el reguero de cada gota con sus propias lágrimas. Una de esas tormentas en las que los contornos de las cosas adquieren vida dentro y fuera de uno mismo. Recordó que Pessoa había escrito que no hay mejor forma de entrar en la ciudad que el propio Tajo, a bordo de un barco, para contemplar «las casas que parecen agruparse vivazmente como racimos sobre las colinas». Lo que nunca contó el poeta es la manera en que se sale: mortalmente herido. Los demás, incluido el camarero, tenían muy poco que decirle. Por eso guardaban una distancia calculada. Le parecía bien. No se sentía culpable. Lo único que pretendió fue impedir la ruina de su corazón. Se limitaría a mirar a la gente. Aseguraría su silencio total. Entre tanto, no dejaría de llorar. La vida se compondría a partir de entonces de menudencias: un licor de cereza, la visión de una joven madre empujando un carrito en mitad de la lluvia, un tranvía (el número 28) deslizándose por el empedrado camino del cementerio Dos Prazeres. Vació después de suspirar una copa, otra y otra más. En Lisboa, nada es lo que aparenta: el Tajo parece un mar, aunque no es más que un río; las negrazas caboverdianas semejan diosas, pero son mujeres. Que hieren como las balas. Que hacen sangrar saudade.

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Se preguntan los poetas de los Trecetrenes, según el pánico Arrabal, si no es demasiado pronto para saber si es demasiado tarde. Lo único que yo sé es que se siente uno bien, y en la mejor de las compañías, a bordo de su vagón de cola.
Gracias a Esther, a Lara y a Nuria por estar
ahí. Bon voyage!
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San Antonio Vega, patrón de los 'yonquis'




La suite está en el séptimo piso del céntrico hotel, Madrid es un rumor, y una sirena del Samur traspasa nuestro apretón de manos como la banda sonora de un filme nada original. Saludo a un Antonio Vega [Madrid, 1957] al que encuentro `desenfocado´. Como si esto fuese una película de Woody Allen, pero no tuviera ninguna gracia. Lo entiendo. El mítico cantante de Nacha Pop perdió a su pareja hace unos meses. Su fragilidad inicial -cualquiera diría, al verlo así, roto en mil pedazos, que el músico podría derrumbarse en cualquier momento- da pie a la actitud de quien tiene las ideas muy claras. Frente a él, nada es lo que parece. La timidez, dignidad. El dolor, ironía. Y una cosa está clara: la movida madrileña fue una extraña religión, sí, pero también tuvo su profeta.
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E.S. ¿Cómo se queda uno cuando le dan por muerto?

A.V. [Sonríe] Me hizo mucha gracia porque de pronto viví momentos de absoluta irrealidad. Entonces me dije: «¡Coño!, ¿será verdad? ¿Será verdad y de pronto estoy aquí como en las películas esas en las que uno está muerto pero no lo sabe?». Corrí enseguida a tocar las cosas de mi alrededor para cerciorarme de que estaba vivo. Luego, en definitiva, es algo un poco triste. Dices: «Joder, y en el caso de que estuviera muerto, ¿qué pasa? ¿Vais a utilizarlo como arma arrojadiza?». Sería el colmo que a uno le reprocharan haberse muerto. Pero lo peor de todo es que algunos lo convirtiesen en una estrategia de marketing. Pobre gente la que juega a eso. No me gustaría ser ese vivo. Preferiría ser este muerto que ese vivo. Les venía bien que en aquel momento estuviese muerto para dar salida a un proyecto de mercado. Pero la vida coloca a cada uno donde le corresponde. No me he preocupado por vengarme. Bastante tienen con lo que tienen.





[ConVencimiento]




También yo soy de esos que piensan que si a una
biblia
le quitas los derramamientos

de sangre
de vino
o de santidad

y los milagros

como el de los peces
como el de las bodas
o como el de los fiambres revividos

lo que te queda es un relato de Raymond Carver.

En la 'columnita' de Umbral








¡Alto!,
lo mejor es que se llegue este lindo columnista hasta las paredes de la Real Cosa de la Lengua del tal García de la Concha para, después de comprobar si han izado la bandera, echar una meada académica y de color burdeos, con esdrújulo chorro sobre los altos muros de la patria nuestra, cosa que hará encantado e impelido por el feroz recuerdo de algo o de alguien.









Monina D'or

La realidad...




«El modelo de la foto soy yo. Tenía la imagen en la cabeza y un día me decidí y, gracias al autotemporizador, me saqué esta instantánea, con el propósito de saber si soy capaz de crear una imagen publicitaria con mis propios medios.»

IKER AZKOITIA ANTÓN. 19 AÑOS. LEIOA (VIZCAYA)








... y la ficción


No nos permiten envejecer en esta ciudad; estropearnos penas, pero a cambio sí que nos otorgan un don, el de la belleza eterna, en pago a tan sádica determinación (y aquí, dando ejemplo, me tienen: ¡soy el de la foto adjunta!). Imaginen ahora, por favor, si es que pueden, un lugar sin arrugas en el que nadie pueda contemplar frente a un espejo los arañazos que todo calendario inflige a los ancianos. ¿Lo tienen? Pues eso es Monina d´Or. La capital de provincias en la que todos, desde su abotoxizado donjuán oficial hasta El Mismísimo (Nuestro Señor Dorian Gray), todos digo, hombres, mujeres, niños, perros, gatos, vivimos para gustar (y ser degustados). Es por eso por lo que, en el fondo, soñamos con ser feos. Yo mismo daría mi crema hidratante por contar con motivos de sobra para entrar en un quirófano en pos de una rinoplastia. Me paso las horas muertas imaginando que un día, de la noche a la mañana, mis abdominales transmutan en barriga cervecera o mi cabellera, en alopécica pampa. Me va la vida en ser feo, pavorosamente feo; deforme, gordo, desdentado, narigudo; feo; y estoy dispuesto a cualquier cosa con tal de serlo. Lo intento hoy con un método nuevo. Confío en que dé resultado. El centrifugado va aparte.



[LifeGuard]




La Poesía *
salva vidas

a mí
hubo un tiempo
en que me salvó la vida
cada media hora

flotador
de papel mojado
lo sé

pero insumergible
y efectivo


así empezó lo mío
con la Poesía
quiero decir
cuando yo era eso
insoportable
que es una joven decrépita promesa
y ella una reina prejubilada

sin embargo
esa misma Poesía
en su peor vertiente
resulta pétrea
jactanciosa
ñoña
criminal
con una elegancia
de época
más que de familia
o propietario
similar a unos zapatos
de hormigón armado
y lo mismo puede hacerla
Benjamín Prado
que Joaquín Sabina
Benjamín Sabina
que Joaquín Prado.

* Poética publicada en La bolsa de pipas. Número 72. Pertenece al poemario Maremágnum 44. De próxima aparición.


¡Marchando un Panero con Aceitunas!


A tu 'salut', Gassó.



A estudiantes de periodismo, fanáticos
de la interviú y lectores en general: entrevistar a Leopoldo María Panero requiere armarse de paciencia. Diríjanse en primer lugar al Hospital Psiquiátrico de Tafira, en Las Palmas de Gran Canaria y, una vez allí, prepárense para una experiencia que tardarán en olvidar. Pasen de puntillas por su discurso inconexo hasta caer agotados. Eso sí, eviten los silencios prolongados. Podrían perderse en ellos. Apuesten a ganar. Mírenlo a los ojos. Búsquenle hasta atisbar al ser humano que vive agazapado en la neura, buscándole rimas al shock.
Estremézcanse.

'Mujer Hoy'

De poeta-periodista a poeta-periodista

Hace algunos años, la palabra "becario-a" tenía una cierta dignidad. E incluso algún aire festivo. El DRAE la definía como "persona que disfruta de una beca para estudios". Obsérvese el verbo "disfruta". Hoy, la palabra "becario-a" es sinónimo de "pringao". Y de disfrutar, nada de nada. Ni siquiera siendo masoquista. Sin embargo, hay cosas peores. Por ejemplo los campos de concentración nazis.

Ya se sabe que el ejercicio del periodismo es hoy el campo de concentración perfecto para becarios recién salidos de las facultades.

Un periodista y novelista llamado desvergonzadamente David Benedicte, que en realidad es un seudónimo pleonásmico, juntando el David bíblico de los Salmos con el Benedicte de la Vulgata latina, ha urdido un poemario sorprendente: becarios, marxistas teóricos, biblias, campos de concentración, empresas capitalistas y terminologías callejeras que se mezclan y enredan con inmensas ternuras y alguna mala leche. Y como actor-testigo, el misterioso Oskar paseando su tambor de hojalata. La combinación es explosiva y explota en poemas y dibujos de alta tensión disimulada. He aquí un poemario distinto a lo habitual. Un poemario que hubiera sido imposible si David Benedicte no fuera periodista. Es decir, si no estuviera tan bien pertrechado de sensibilidad sociopoética o como se quiera llamar a esa cualidad que redime al hombre y al poeta de cualquier egoísmo o de cualquier brutalidad.

En la eterna cantinela de la división entre textos periodísticos y textos literarios, y no digamos entre artículos de periódico y poemas, se olvida uno de los más curiosos fenómenos de la prensa española de siempre: la presencia permanente de poemas periodísticos. Digo permanente y acaso, y por desgracia, diga mal: hace unos días que ha muerto el último periodista español que cultivaba diariamente el género. Firmaba como "conde Ansúrez" en su diaria colaboración en El Norte de Castilla. Se llamaba Félix Antonio González.

Aclaremos que la expresión "poemas periodísticos" no quiere decir poemas publicados en los periódicos. Ya se sabe que un periódico lo aguanta todo, hasta la poesía. "Poemas periodísticos" significa textos periodísticos en forma de poema, tan deudores de la temporalidad de la noticia como de la eternidad de la poesía. Casi nada.

La cosa empezó en los mismos albores del periodismo, en el siglo XVIII, con la pintoresca figura del clérigo Francisco Gregorio de Salas, que puso en verso para los periódicos todo lo "ponible", es decir, todo. Ilustres literatos y periodistas del XIX, como Manuel Bretón de los Herreros o Manuel del Palacio, siguieron la broma que inundó luego el siglo XX y está difuminándose, desapareciendo en el XXI. Será por la crisis.

David Benedicte no cabe en esta nómina, porque, que yo sepa, no ha publicado versos periodísticos en los periódicos. Pertenece a una nómina nueva que todavía tiene escasos cultivadores. David Benedicte es el más reluciente, escandaloso, lúcido e inspirado. La nómina de quienes ejercen el periodismo con todas las consecuencias sin abdicar de la virtud de manejar el lenguaje con arte y de sentir y manifestar el cosquilleo inefable de la poesía ampliando sus, a veces, estrechos márgenes estéticos.

David ha escrito unos poemas que, entre el humor, la ternura, el ingenio, la pasión, la denuncia y el sarcasmo comprometen al lector de una manera insólita porque ya no basta, no, no basta recrearse en la suerte, relamerse el almíbar que destilan las bellas palabras, ni siquiera sumergirse en la sorpresa del misterio o rechazar con ira estética las salidas de tono o el arcaico prosaísmo. ¿Qué queda, pues, al lector interesado en la poesía habitual? Le queda entrar al trapo, entrar en un ámbito nuevo que abre ante sus entendederas un poeta-periodista que no renuncia a ninguno de sus atributos pero tampoco echa de menos el suplemento semanal para horadar de noticias sorprendentes y tan viejas como el mundo, es decir, jovencísimas, la mente y el corazón de los lectores. El sostenido y oscuro arpegio del becario marxista alimentado de ciruelas verdes en la huerta insoportable de cualquier campo de concentración (desde la Alemania nazi hasta la Unión Soviética) o de alguna empresa capitalista, que viene a ser lo mismo (de los USA a la UE), donde hay que unir al hambre las ganas de comer, se ve atravesado, a ráfagas, por palabras como golpes de luz del siguiente tenor:

Cuando cierro los ojos, todo lo que veo es mío

o

Cuánta responsabilidad es estar muerto

Los poemas de David son multiuso, plurivisión y rigurosamente fieles a su título: Biblia ilustrada para becarios. Son como mínimos relatos engarzados en violencias empresariales con salidas de urgencia o de emergencia hacia el humor y la ternura. Relatos ilustrados de sombras y líneas, como la vida misma. Lo que pasa es que la vida misma es pocas veces percibida con la cruel veracidad a la que obligan la lucidez y el desgarro del observador que observa, no solo mira, todos los ombligos, empezando por el propio.

Y al final, sólo nos salva el humor.

GRACIAS, DAVID.



Bernardino M. Hernando


Así que quieres ser escritor, ¿eh?



Coincidencias. Son curiosas las coincidencias. Las casualidades. Tienen algo mágico. Tanto, que a veces nos vemos obligados a aprender, a nuestro pesar, a convivir con ellas. Con algunas no sabes si echarte a reír o a llorar. Esta misma. Una coincidencia de las que impresionan al más pintado. Hace 20 años, que se dice pronto, Bernardino M. Hernando, el mejor profesor y uno de los poetas más íntegros que he conocido nunca, me daba clases de Redacción Periodística en la Facultad. 20 años. Mal pinta la cosa cuando empieza a hacer 20 años de casi todo. Pero hay más. Allí coincidí, aparte de otros que hoy pululan por aquí, con Ana, la mujer de mi vida, la mujer a la que amo y por la que ahora mismo estoy sentado aquí mientras trato de explicar el porqué, el cuándo y el cómo del libro que presentamos hoy. Esta Biblia ilustrada para becarios.

Coincidencias. Me gustaría acertar esta noche con una definición de Poesía que valiese para todos. Como que la Poesía, la buena Poesía, consiste en levantar, con las palabras, un cúmulo de coincidencias. O que el poeta, el buen poeta, es un experto en coincidencias. Pero no me atrevo. Porque no sé, en primer lugar, lo que es la Poesía. Sé que tiene que ver con coincidencias. Como la que me llevó a toparme, hace ya algún tiempo, con un poema como este de Charles Bukowski. Se llama Así que quieres ser escritor, ¿eh?, y desde luego que a mí, el día que me encontré con él, me dio qué pensar. Dice así:

Si no brota de ti a borbotones a pesar de todo, ni lo intentes. A menos que te salga por voluntad propia del corazón y la mente y la boca y las entrañas, ni lo intentes. Si tienes que permanecer horas sentado mirando la pantalla del ordenador o encorvado sobre la máquina de escribir en busca de palabras, ni lo intentes. Si lo haces por dinero o la fama, ni lo intentes. Si lo haces porque quieres mujeres en la cama, ni lo intentes. Si tienes que sentarte y rehacerlo una y otra vez, ni lo intentes. Si quieres escribir como algún otro, olvídalo. Si tienes que esperar a que salga de ti con un rugido, entonces espera tranquilo. Si no llega a salir de ti con un rugido, dedícate a otra cosa. Si primero se lo tienes que leer a tu esposa o a tu novia o a tu novio a tus padres o quienquiera que sea, no estás preparado. No seas como tantos otros escritores, no seas como tantos miles de personas que se llaman escritores, no seas soso, aburrido y pretencioso, no te dejes consumir por el narcisismo. Las bibliotecas del mundo se han dormido de aburrimiento con los de tu calaña. No lo empeores. Ni lo intentes. A menos que te salga del alma como un cohete, a menos que creas que la inactividad te llevaría a la locura o al suicidio o al asesinato, ni lo intentes.


En mi caso, este libro, brotó a borbotones. Y lo hizo el día en que se me apareció, en plena noche, el niño de la portada del poemario. Este pequeñajo al que, no sé por qué, acabé llamando Oskar. Se me apareció así, de repente, años después de haber visto su foto, tomada en el gueto polaco de Lodz por un fotógrafo llamado Henryk Ross, en las páginas de Cultura de un periódico. Se plantó este heraldo niño, como un ángel de la muerte, en mitad de mi sueño para decirme: «Cuenta mi historia». Y yo, que estoy muy bien educado y soy incapaz de desairar a un niño, me puse a contar la historia de este pequeño Oskar, protagonista de esta curiosa biblia en la que acaba encarnando el terror de los becarios, algo parecido al Mal y al Capital que vitoreaba la Bruja Averías de nuestra infancia. Todos poemas en los que aparece Oskar se llaman Beca Guggenheim. Uno de ellos dice así:

Tendieron en su frente alambre de espino. Alambre viejo. Oxidado. Rojo oscuro. Una maraña de remiendos y envolturas y pinchos metálicos. El pequeño Oskar estaba completamente desnudo y su cuerpo rociado con el contenido de un bote de lubricante que se había derramado. Luego ya sólo hubo cansancio. Un cansancio tan grande, parecido a un pozo profundo, que los prisioneros creyeron que estaba inconsciente mientras lo percibía todo y se daba cuenta con asombrosa claridad de que se estaba muriendo. Entonces recordó cosas aquel niño becario que iba para kapo. Cosas que, posiblemente, no le habían ocurrido nunca. Nunca.

Coincidencias. Va a ser cierto, al final, eso de que el poeta es un experto en ellas. Os aseguro que fue empezar a escribir este poemario y comenzar la crisis laboral que hoy nos agobia y nos tiene a todos, sin excepción, a un paso de la cola del Inem. La buena Poesía, en mi opinión, ha de ser, o hacerse, aquí y ahora. En mi caso, yo he tratado de crear una parábola entre los campos de concentración nazis y los horrores de la precariedad laboral, los ERE y el paro actuales. Por eso se advierte en la contraportada de que esta Biblia ilustrada... hará las delicias de oficinistas, jefes de sección, secretarias, directores de recursos humanos, miembros de comités de empresa, opositores políticos, judíos, gitanos, homosexuales y prisioneros de guerra. Un gran libro para toda la familia. Y por eso hay poemas como éste: Junta de accionistas. Ahí va:

Aquí estamos otra vez ensombrecidos por la oscuridad del cielo negro de Brandeburgo. Venimos agrupados de dos en dos. La eterna pareja hombre-hombre. Surgimos de la nada que rodea las verjas de este lugar. La Muerte nos arrastra sobre la grava a docenas. O a cientos o a miles. Somos demasiado numerosos como para contarnos. Motivo por el cual atravesamos el amplio arco de entrada de esta oficina estrechamente apiñados. Como un único cuerpo que ha caído muy bajo y tristes al caminar nos consolamos.

Nuestra ansiedad ahora grita solitaria como algo que obecece y permanece callada. Nos incorporamos como asustados. Estamos muy delgados y vamos vestidos a la moda. Se nos ve tranquilos a todos se nos ve tranquilos y esa tranquilidad es lo importante. Logramos oír, afinando el oído, débiles gemidos. Qué vulnerables parecemos. Sin embargo, no sentimos dolor. No sentimos nada pese a que tenemos un motivo de queja. La melancolía. Aquí estamos otra vez, yendo y viniendo. Nos contemplamos muy despacio con cierto afán. Como si lo nuestro fuera un reencuentro al cabo de los años. ¡Continuemos con los pasos y con las palabras! Viviríamos, sí, mañana mismo, en cualquier sitio a las afueras. En cualquier sitio. Menos aquí. En Sachsenhausen.



La vuelta a 'El Mundo.es'

¡El trabajo os hará 'libros'! ¡Ahí es ná!

Y un módulo en 'MonoGráfico':

Van a llevar 'La Razón'











Y en su web.



Noche de 'Viernes 13'

Presentación
'Biblia ilustrada para becarios'.

Café Libertad (calle Libertad, 8).
Madrid.
Viernes 13 de noviembre.
A partir de las 19:30 horas.

¡Os esperamos!

[El empleado del mes]



No los creí.

Pero me convencieron
invitándome
gozosos
a matar a un novio
lacónico y feo
a horadar la lluvia
a violentar novicias sin freno
o sin frenillo
a tergiversar
en actos públicos
arduas nociones de Estado
a reventar
acariciándolos
los globos oculares de la gente joven
y desarrollé así
en el minuto siguiente
una vertiginosa actividad.

Sané los cólicos
renales
de las chachas filipinas
me impulsé a la búsqueda
incontinente
de nuevos sabores
presioné una y otra vez
el botón del encendido
anuncié el otoño
salpiqué a todo aquel
que se encontraba
al alcance de las salsas.

Pregunté entonces
una y otra vez
cuál era mi cometido:
y me dijeron que era Esclavo De Las Cámaras de Gas.



Reseña


[Recursos Humanos]



El trabajo

por cuenta de terceros
es un animal. Lleva mucho tiempo
encerrado en
oficinas y talleres
mirando por la ventana
o dejándose calentar
dócilmente
por la luz de los neones.

Por eso
hasta el empleo
peor remunerado
suele terminar bajo techo
protegido. Debidamente
mantenido
quieto
silencioso. Preservado
a veces
durante siglos.

Lo dicho.
El trabajo
por cuenta de terceros es
en general
un animal doméstico.

Quizá un gato.

Un felino
castrado
que no ha perdido
del todo
el instinto
taimado
y merodeador.