[Femme Fatale]




[Izquierdazo En Pleno Ombligo]






[Entrevista Con El 'Vampirao']




Escritor madrileño autor de diversas publicaciones. Ha publicado las novelas 'Travolta tiene miedo a morir' (Premio Francisco Umbral), 'Valium' y 'Guía Campsa de cementerios'. También los poemarios 'Biblia ilustrada para becarios', 'Maremágnum 44' (Mención de Honor Mejor Poemario Revelación Revista Ágora) y 'Poemarx' (Premio 'Ciudad de Badajoz'). Ha ganado el I Concurso de Haikus Caleteros 'Fernando Quiñones' -convocado por la Fundación que lleva el nombre del poeta gaditano-, el I Certamen de Poesía Erótica Galería-Taberna Ánima (Sevilla) y el I Certamen de Poesía Bárbara de Braganza de San Fernando de Henares (Madrid). Ha participado en el libro/CD 'Panero', musicado por Bunbury y Carlos Ann, y en la antología periodística 'Del boom a los recortes'. Hablamos con el aquí sobre la situación actual de la cultura en nuestro país.

En su opinión, ¿cómo ha afectado la subida del IVA al mundo de la cultura?
Como un elefante, tratando de bailar claqué, en la sección Cacharrería de Ikea. Como una puntilla innecesaria a la escuálida e indefensa vaquilla berlanguiana. Como un completo sindiós polítiquero y panderetil. 'Peliculeros', escritores, músicos, 'teatreros'... No sabría valorar qué sector se llevaría a su estantería el galardón 'Damnificado del año' porque todos ellos han padecido los estragos de tan polémica, inoportuna e inútil decisión. Basta con hablarlo con cualquier afectado para constatar que se trata de una medida calamitosa. Carmen Machi, hace no mucho, me comentaba esto al respecto: «Es tendenciosa y terrorífica. Van a saco con todo lo que tenga algo que ver con la cultura. A nuestros políticos les aterra todo aquello que haga pensar. Ven en el teatro a un coco que puede quitarles votos.» Y creo que lleva toda la razón.
¿Cree que se trata de una medida recaudatoria o esconde otras intenciones?
Es una medida recaudatoria, sin duda. Una manera más, como otras muchas, de esquilmar al españolito de a pie mientras se inyectan millonadas a los 'bankias' o pululan por ahí, con mantilla y peineta, ciertas senadoras que cobran más de 200.000 euros anuales sin ningún sonrojo. Quiero creer que no hay otras intenciones detrás. Que todo esto se maquina únicamente por lograr un poco más de pasta. Pero a veces me da la sensación de que últimamente las cosas forman parte de un plan para convertir España en un 'flash-back' que nos rebobine peligrosamente a los albores siglo XIX. Aun así, confiemos en que solamente sea eso, una estúpida sensación.
¿Cuál es su visión del fomento de la cultura que se hace desde el mundo educativo?
El mundo educativo, en general, no está pasando sus mejores horas. Y no quiero pecar de catastrofista. De modo que, en esta pregunta, me apunto al comodín del público.
Como crítico "letraherido" en El Semanal, ¿qué le parece el éxito de obras como "50 sombras de Grey"?
Me apena y me produce sonrojo. Sin embargo, tengo muy claro que forma parte del 'show business' en que se ha convertido, por desgracia para todos, el mundillo editorial. El hecho de que un libro de nivel de calidad subterráneo como '50 sombras de Grey' sea el 'best-seller' de turno justo cuando la editorial Reino de Cordelia acaba de publicar una edición de 'Los 120 días de Sodoma', del divino marqués de Sade, ilustrada por el genial 'comiquero' Miguel Ángel Martín, es algo que me sorprende. Aunque, como crítico 'letraherido', me voy acostumbrando a que se confunda valor y precio. No obstante, las cosas siempre pueden empeorar. Basta con echar un vistazo a los dos primeros párrafos del engendro perpetrado por Jorge Javier Vázquez para comprobar cuánto y cómo pueden empeorar los entresijos pseudoliterarios en este país.
¿Qué ingredientes debe tener un libro para llegar a ser un best seller?
No lo sé. Desconozco esa respuesta. Como crítico y autor, siempre he tratado de mantenerme apartado, de ver las cosas desde la otra orilla. Prefiero zambullirme en busca de los ingredientes del 'long-seller', del libro de calidad, de la obra escrita con voluntad de estilo y con un trato inteligente hacia su lector, que complicarme la vida en busca del mecanismo de un producto que tiene mucho más de 'marketing' que de literario. De todas formas, una cosa tengo clara: las editoriales han hecho todo lo posible por conseguir facturar libros para gente que no lee. Y digamos que lo han conseguido. El 'best-seller' es su mejor ejemplo, su pequeño Frankestein, su única tabla de salvación.
¿Cuál es la relación que existe entre la crisis económica y la literatura que se hace en España actualmente?
Nula. O apenas nula. Los reputados autores españoles siguen ambientando, mientras miran al tendido, lo mejor de su prosa florida en los años posteriores a la pertinaz guerra civil o en la calidad de la pelusa que ocupa sus ombligos. Apenas hay obras que hablen del aquí y del ahora. Y las pocas que hay, no pasan de ser el mero ejercicio de oportunismo salido del Mac de la joven promesa de turno que noveliza dos o tres teorías de Leopoldo Abadía para vendérnosla como gran revelación literaria del año entrante. Eso, o mentar a Belén Gopegui, Pablo Gutiérrez y dos o tres autores más como honrosas excepciones. Pero es que me da mucha pereza.
¿Hay una oleada de realismo social motivada por esta situación, o los escritores prefieren evadirse de la situación?
Si esa oleada existe, yo no me he enterado aún. Los escritores optan por evadirse de la situación, como ya te he comentado. Es curioso, pero encuentro mucho más realismo social en la poesía de la conciencia crítica que en la novela actual, ya venga del frente 'ultranocillero' o de la patulea 'elviralindosa'.
Hay opiniones encontradas sobre las relaciones entre Internet y la literatura. Para usted, ¿Internet es un factor positivo o negativo?
Positivo, sin lugar a dudas. Internet es el hoy por hoy de la literatura. No verlo, o tratar de controlarlo o ponerle peros, es lo mismo que salir de casa dispuesto a cazar un mamut en la sección de congelados del Carrefour. ¿Que no se consiguen los mismos pingües beneficios que se lograban con la literatura tradicional, en aquellos felices tiempos del 'boom' editorial en que el distribuidor se llevaba un 70 por ciento de la tajada? Pues no. Habrá pues que rediseñar el panorama. O esperar algunos años hasta que las cosas se aclaren.
Eso, en cuanto al modelo editorial en sí. En lo estrictamente literario, me quedo con lo que me contó hace unos años Bret Easton Ellis: «habrá que encontrar la forma perfecta para escribir la nueva novela para el iPod. Ese es mi consejo. Quiero decir con esto que el joven escritor que sea capaz de escribir una novela con imágenes y música incorporadas, es decir, ideada desde el principio para se publicada en los nuevos soportes, será el que se convierta en el abanderado de una nueva generación literaria de la que aún no sabemos nada.» «¿No ha pensado en ser ese novelista?» «Sí, no te voy a engañar. Pero creo que me pilla demasiado mayor. Soy una anticualla. Vengo de un tiempo acabado. Aprendí a leer y a escribir en papel. Estoy obsoleto [sonríe].» Todos estamos obsoletos frente a internet. Todos llegamos tarde. Es difícil no estar completamente de acuerdo con las palabras del autor de 'American Psycho'.
En su opinión, ¿cuál ha sido el mejor descubrimiento literario de este año que acaba?
Zbigniew Herbert. La 'Poesía completa' de este autor polaco, publicada por Lumen. Es, en mi opinión, el libro del año.
A nivel personal, ha cultivado la novela y la poesía, ¿cuál es su género favorito?
No puedo elegir. Son dos formas distintas de llegar a un mismo objetivo. Va por temporadas, por rachas. Reconozco, eso sí, que últimamente me encuentro mucho más cómodo rebuscando en los terrenos de la Poesía, pero supongo que es porque requiere menos horas sentado frente al folio. La Poesía se siente; la novela, por desgracia, se suda.
¿Tiene lectores fieles en ambos géneros?
Sí, claro que sí. Es lo único que tengo, de momento. Lectores fieles. No me interesan, de hecho, los lectores de cualquier otro signo, color, tipo o condición. Como lector fiel que soy, escribo por y para ser leído con la misma fidelidad que guardo a los autores que se cruzan en mi camino y logran hacerme reír o emocionarme.
¿Podría citar dos referentes que le hayan marcado en su obra literaria?
'La vida y las opiniones del caballero Tristram Shandy', de Laurence Sterne, y '20 poemas para ser leídos en el tranvía', de Oliverio Girondo. Pero si tengo que contestar mañana esta misma pregunta, seguro que serán dos distintos. Cada escritor es un pequeño aprendiz de Sísifo que se ve obligado a escalar montañas con una mochila de referentes más o menos similar a la biblioteca de Alejandría y a salvo de recortes gubernamentales, expolios o fortuitos incendios.
A propósito de su novela "Travolta tiene miedo a morir" Francisco Umbral decía temer que acabara sus días en Carabanchel...¿es frecuente que se confunda lo narrado en una novela con la personalidad del escritor?
Umbraleó no poco Umbral en la presentación de aquella novela mía que ganó el premio que lleva su nombre allá por 1997. Es decir, tiró de la provocación sentenciosa como baza segura para llevarse al público de calle. Era el Umbral de sus últimos años. Y más que nunca vivía, o malvivía, parapetándose tras el pellejo del personaje que creó a la mayor gloria de Mercedes Milá. Sus palabras exactas fueron: «Hoy nace un escritor, a no ser que se mate en una moto, caiga en la droga o termine sus días en la cárcel de Carabanchel». Él sí que tenía claro que la personalidad del autor siempre está en lo narrado, en mayor o menor medida. Yo estoy de acuerdo con él. Por eso no me molesta que exista esa confusión por parte del lector.
¿Es consciente esa búsqueda de lo políticamente incorrecto en sus novelas? En "Guía Campsa de cementerios" parodia e ironiza sobre el cielo, Dios, los apóstoles...
Sí, claro que lo soy. La incorrección política, al igual que la ironía o la sátira, puede ser una herramienta fundamental a la hora de escribir. Eso sí, siempre que se utilice con inteligencia y que se dirija de igual a igual a la inteligencia del lector. Corren tiempos en que la incorrección política se hace más necesaria que nunca.
¿Cuál fue la inspiración para el poemario "Bibilia ilustrada para becarios", en la que trata de una manera descarnada el Holocausto judío?
El trabajo. Las condiciones laborales que se avecinan. El poemario me sirvió para efectuar una rotunda parábola sobre los campos de concentración y los 'horrores' de la precariedad, los ERE y el paro actuales con versos del tipo: «sané los cólicos / renales / de las chachas filipinas / me impulsé a la búsqueda / incontinente / de nuevos sabores / presioné una y otra vez / el botón del encendido / anuncié el otoño / salpiqué a todo aquél / que se encontraba / al alcance de las salsas. / Pregunté entonces / una y otra vez / cuál era mi cometido: / y me dijeron que era Esclavo De Las Cámaras De Gas». Lo que no tenía claro cuando lo escribí es que, Merkel y Rajoy mediante, la realidad iba a superar, con creces, mi humilde ficción.
Para un lector que quiera iniciarse en su obra, ¿qué títulos le recomendaría para conocer mejor su universo literario?
'Guía Campsa de cementerios', en novela, y 'Poemarx', en poesía. Aunque cualquier título es bueno si lo que el lector desea es pasar un buen rato al tiempo que se topa con algo de voluntad de estilo. Lo que creo que, en estos 'best-sellerizados' y críticos tiempos que corren, no es poco.

[Poema Visual]

Está mal que yo lo diga, pero hay veces en que vale más que mil palabras...

http://www.youtube.com/watch?v=6fmVMeDuMZQ&feature=player_embedded#





[¡Prologando Voy!]








Hay amores que matan.

Coja usted un gorrión pequeño, métalo en una jaula y sáquelo a la terraza.

No necesitará alimentarlo. Lo hará su propia madre hasta que el animal tenga la edad de salir del nido.

No obstante, si la jaula no se abriese, ella misma acabará por envenenarlo.

Pregunte ahora, si tiene valor para hacerlo, qué es Poesía.

Pregúntelo.

Pero luego, salga volando.

Haga el favor.

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A uno lo que le gustaría es ser ese gorrión envenenado para posarse, aunque fuera unos segundos, en la mente del Antonio Martínez i Ferrer que pasa sus días aislado en una barraca dalinianamente tuneada en Aguas Vivas. En ese mismo refugio de Alzira que comparte con su mujer, sus perros, sus gatos, sus naranjos, sus hijos, sus nietos, sus amigos y el torrente de estrepitosos colores que inunda a cada instante, de eso sí que estoy seguro, sus pensamientos. Del Antonio Martínez i Ferrer que se alimenta sólo de metáforas como si fuesen helados de vainilla y chocolate. Del Antonio Martínez i Ferrer que acostumbra a anotar sus versos en trozos de papel que después archiva y clasifica tan escrupulosamente como si fueran diamantes. Del Antonio Martínez i Ferrer que estuvo en un tiroteo llamado Tardofranquismo y combatió, desde las trincheras del Offset, a las fuerzas de caballería del Generalísimo Diablo. Del Antonio Martínez i Ferrer que fue obligado a abandonar a su familia, dejando atrás un reguero de desilusiones con «la angustia de las esperas y el miedo», para ir al encuentro del Socialismo y de la Libertad.

A uno lo que le encantaría, repito, es enredarse un rato en las soledades fulgurantes del Antonio Martínez i Ferrer que presiente poemas que en ocasiones hablan de Lucha y Heroísmo.

Porque debe ser ahí, en ese momento preciso en que sus versos descienden de la variable nubosidad valenciana, donde aparecen las respuestas. Donde uno encuentra soluciones para lo que aún está por hacer, por decir, por liberar.

Porque a todos, sin excepción, nos acaba llegando la hora de sacar la basura.

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Asombra comprobar de qué pasta están hechos los sueños. Sobre todo los que tienen los poetas cuando, más o menos rejuvenecidos, cumplen 73 años. Alucinaciones esbozadas a partir de sus mejores y peores recuerdos. Evocaciones que, como los ‘flash-backs’ del cine mudo, se presentan sin avisar para cobrar así las facturas atrasadas.

Es la vida, con su tiempo sosegado y, a menudo, fatal. La vida, que de pronto tiene un argumento y empieza a parecerse a una película con final feliz.

A uno lo que le gustaría es mudarse de sueños. Cambiar los suyos por los de Antonio Martínez i Ferrer.

Me instalo en el asiento trasero de un vagón desvencijado. Gira hacia mí la cabeza y me saluda efectuando con dos dedos alzados la señal de la victoria. Miro con orgullo a los ojos del Antonio Martínez i Ferrer que está a punto de abandonar España con dirección a Francia. Y entonces entiendo. Veo en su mirada que el poeta realiza hazañas como ésta con el mismo ímpetu con que administra sus versos. Con la misma intensidad que le pone a todo lo que hace. Ése es su excepcional saldo.

Antonio Martínez i Ferrer es un gorrión tenaz que, cuando ha logrado romper los barrotes de su jaula, vuela. No le queda otro remedio que volar.

De hecho, acciona el contacto. Conecta la radio. Los pilotos del encendido me parecen hermosos reflejados en su sonrisa. Algo me dice que estoy soñando. El cielo es verde, nuboso. Hay una irreal calma chicha en el Mediterráneo. Y el Antonio Martínez i Ferrer que perfila este sueño sólo cuenta treinta y pico años.

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De niño, y no tan niño, pensaba que existiría en un oscuro rincón de este mundo un tipo tan inmensamente rico, tan exquisito, que adquiriría estrellas del mismo modo que el resto de los mortales compramos otro par de calcetines nuevos.

De una forma sencilla, natural. Sin más trámite que valorar su precio. Atesoraría constelaciones como si fueran productos de primera necesidad. Valoraría el universo con un precio de venta al público. Sin iva incluido. Fantaseaba de niño, y no tan niño, con esa estúpida idea. La de que existiese alguien así, una especie de elegido enfundado en un mono azul celeste y armado con una sonrisa de dios. Moviéndose, con total parsimonia, entre montones de estiércol.

Aún no sabía nada de Antonio Martínez i Ferrer. Del mismo Antonio Martínez i Ferrer que fabrica radiantes universos a partir de una rara combinación de maravillosa escritura y profunda empatía.

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Está usted a punto, afortunado lector, de adentrarse en las entrañas de un poemario de alto contenido moral. No es lo frecuente. Por eso le recomiendo tomar aire antes de contar en voz baja hasta cien, o de pertrecharse con herramientas idóneas para afrontar todos los vericuetos de su lectura. Es más fácil de lo que parece. Sobre todo si es su intención asomarse al abismo que explaya, desde el primer al último verso, Antonio Martínez i Ferrer en una Poesía que surge como lo haría un mar encrespado en una noche de invierno, allá donde «el dolor es una multitud.»

Basta con hacerse unos arneses para el alma. No necesitará más.

'Contraventanas' es una obra de una belleza austera y auténtica; en cada palabra, cada imagen, hay tanta humanidad y compasión como para salpicar todos los rincones del mundo.

Sólo él nos delata.

Sin tongos ni diptongos.

Las 'Contraventanas' de Antonio Martínez i Ferrer nos protegen de fríos exteriores. Climatización de plástico para las entrañas de cada cual cuyos versos han sido engarzados, tan feliz como violentamente, desde el otro extremo de la poesía endecasidosa, metaforicorrupta, heptanatoriada, líricadente.

Los cristales de las 'Contraventanas' de Antonio Martínez i Ferrer no se lavan con Bosque Verde ni con cualquier otro limpiador multiusos, sino con el líquido destilado de la pureza de los hombres, de los pájaros, de los nidos, de las nubes, de los mares.

Hay que haberse comido muchos marrones para soñar con mendigar locuras «en el lugar / donde la lágrima / complace las esperas.»

Y Antonio se los ha comido.

Dignidad. Es su poesía una lección de dignidad que parte del compromiso. El compromiso con la propia obra. Porque al poeta no hay que pedirle aires de santidad, ni un certificado de sanidad, ni limpieza de sangre.

Basta con que sea digno.

Y Antonio es un hombre digno.

Eso es lo importante.

Más si sumamos a ese hecho el que sea un gran poeta.

Sin tongos ni diptongos. Aunque repleto, eso sí, de ventanas con visillos de soñar: «el único remedio / –para el cáncer– / de los días sin nombre.»


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Hay amores que matan.

La hembra del jilguero construye un cuidado nido de raicillas, hierba y musgo, revestido con lana y pelusa.

Cada uno de ellos es una pequeña obra maestra, tan pequeña que, con frecuencia, es difícil de encontrar, a no ser por la alarma de los pájaros cuando nos acercamos.

Eso, precisamente eso es Poesía. Ese piar chirriante y amedrentado «en la savia de una nube / con forma de roble».

En el lugar donde «se cuelga la ansiedad; / alas de ruiseñor / de canto invisible / y dolor en la mirada. // Me has encontrado.»

Gracias por haber hecho caso omiso a la orden del principio de este prólogo.

Gracias por haber llegado hasta aquí.

Gracias por habernos encontrado.

Ahora sí.

Comience a leer 'Contraventanas'.

Salga volando.

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