[The LiteRat Pack]





Queridos todos y todas:

Como sé que a algunos de vosotros os gusta recibir con antelación suficiente las convocatorias, de modo que se puedan ir encajando en las agendas, os aviso de que el viernes, 3 de febrero, a las 19:30h., en Salón "Nueva Estafeta" del Ateneo de Madrid, estaremos con vosotros David Becerra (crítico y profesor de la Universidad autónoma de Madrid), David Benedicte (escritor y periodista) y yo mismo, para tratar de mi libro de relatos Historias de este mundo (Baile del Sol, 2011), que ya muchos conocéis e incluso habéis leído... Será como una "puesta de largo" del libro inmejorable, pues David Benedicte, que tiene una escritura muy cercana a la mía, y David Becerra, uno de los jóvenes críticos con mayor proyección en nuestro país, conocen perfectamente mi obra, por lo que creo que merecerá la pena compartir con ellos la lectura que han hecho (y que habéis hecho) de estas Historias de este mundo.

El escenario y la combinación es ideal para hablar y discutir, si hace falta, de literatura. Os esperamos.


Ahí van algunos enlaces con algunas reseñas (disponibles en la Red), de diverso carácter, que os pueden interesar o complementar la lectura del libro.

Un abrazo fuerte.
Matías





[La vida AG (antes de Google)]



Porque yo tengo sólo doce años, no comprendo aún de qué se trata todo aquello; me limito a quedarme allí observando, quieto como un muerto, con la mano en el quicio de la puerta. Están desnudos. Primero, los labios de uno recorren la barbilla del otro, descienden por su garganta, se cierran en torno a sus pezones, ¡que sí!, ¡que sí!, se empeña, no te muevas; su lengua prosigue hacia abajo, resbalando a lo largo de su cuerpo hasta que atraviesa el ombligo y recorre su vientre.
Dura mucho tiempo, muchísimo tiempo, acaso una hora. Luego, el más joven clava las manos en la pared y adopta una actitud sumamente complaciente, ¡ah!, le responde: ¡concéntrate!
Entonces desliza las manos sobre los músculos de su amigo hasta que le dobla las piernas, ¡hale, venga!, y se las separa después.
Tal visión me produce una sensación muy extraña, porque apenas puedo verles, ni tocarles, no sé dónde estoy, conque empiezo a correr por las montañas de arena y me echo a llorar y siento que el corazón me da un vuelco y que la saliva se me seca en la boca.
Tengo doce años y en todo este tiempo jamás he cometido un error peor y más funesto que hoy, al meterme en el vestuario del campo de fútbol del equipo que papá entrena.

Ahora sólo me queda un sitio al que ir.

La luna tiñe de amarillo el viejo edificio oscuro cuyo tejado de pizarra reluce. Completamente sola, a lo largo de todo el día, mamá plancha un chándal en la cocina.
Ya no duerme de noche y reza, prosternada en el pavimento, abatida ante un dios desconocido y una plancha eléctrica de solac.
—¡Cállate! —me dice y yo lloro más. Lloro más alto.

Extracto del relato publicado en Borraska, el ciberfanzine de literatura subterránea del escritor/agitadorcultural Patxi Irurzun. Leer entero pinchando aquí.

[Las amistades 'generosas']


Este es un libro que seguramente pasará desapercibido, porque, como diría el autor, no lo ha escrito Benjamín Sabina ni Joaquín Prado. Este es un libro cojonudo. De los que te hace reír, por complicidad o sorpresa, y luego la sonrisa te la convierte en mueca. Un libro inteligente, irónico, sabio, que destila humanidad y mala leche. Un libro que yo no me perdería, y estoy contenta, porque no me lo pierdo. Este libro es de David Benedicte, se llama Maremagnum 44 y publica esa editorial-joya-mimo que es Isla Varia.

Larga vida.


Del facebook de la poeta y amiga Ana Pérez Cañamares. Es un placer contar con colegas como ella. ¡Gracias, Ana!
Y sí, estoy de acuerdo contigo en que «lo kitsch que todos llevamos dentro y que vemos a nuestro alrededor
hay que denunciarlo,
compadecerlo
y asumirlo».

[Irreal como la tele misma]

[Novelista a punto de poner 'otro' huevo]



El Cielo ya no es como lo pintan. No se oye música de liras ni vuelan rechonchos serafines alrededor de cada cual. Se ha convertido en un reverso despiadado de lo que vemos al asomarnos por la ventana, en un puñetero caos. Y todo esto por culpa de un Dios que, pesarosamente gagá debido al alzhéimer, se borra un poco más cada día que pasa.

La solución viaja a bordo de un Simca. Un apóstol resentido, una ex prostituta, un eunuco y un sombrío pirómano tratan de restablecer el orden. Son cuatro elegidos que aún no saben que lo son. Por eso sollozan en grupo. Por eso envidian a los vivos y van en busca de un suicida compulsivo apodado Cristo que una mañana optó por esfumarse. Por eso recorren el otro mundo camino del Edén babilónico mientras cargan con una desesperanza diésel y persiguen una estrella que a menudo confunden con el Elvis Presley del salpicadero.

Esta novela contiene la resplandeciente tristeza de un surtidor de gasolina.

[Anarcorecital, Poesía y Morcilla]




[En ocasiones veo 'engendros']

[1.280 Ray-Ban para la ceguera]


David Benedicte es, sin duda, una de las voces con mayor fuerza y personalidad de la poesía crítica española actual. Y, una vez más, con este nuevo poemario, Maremágnum 44 –como ya hizo con el primero, Biblia ilustrada para becarios (Isla Varia 2009)–, demuestra que su obra es el fruto de una poética meditada, en la que cada libro es un todo orgánico y unitario, y no una mera amalgama o adosamiento de poemas, sin unidad ni hilo conductor que los explique; y en la que el objeto y el motivo poético es todo lo que somos, lo que nos constituye y lo que nos construye, absolutamente todo, cada elemento de la realidad dada, observada o vivida, sin límite alguno; sea un espacio en blanco o el tamaño tipográfico de las fuentes utilizadas, o la repetición seriada y el juego con esos mismos tipos y letras; o una día cualquiera de playa –en cualquier mar–, o la palabra 'gilipollas', o la disposición gráfica de los elementos; o la íntima sospecha de que la vida entera puede carecer de sentido, o la ternura que despierta en nosotros la inocencia de nuestros hijos, o esa misma inocencia despedazada, o la presencia de la muerte, o su inminencia, o la irrenunciable inclinación hacia el ridículo o hacia el enamoramiento –que viene a ser lo mismo–; o la fealdad, o la belleza, o la estupidez, o la inquietante maldad de los criminales que nos gobiernan, o la inquietante maldad de los imbéciles que somos gobernados, o el sufrimiento de todos, o el efecto mágico de la poesía en un hortera redomado como Flavio Briatore, y en sus Ray-Ban, o la propia palabra 'Ray-Ban', o el entero mercado de las marcas falsas, pirateadas por los chinos; o un chulito de piscina, o la verdad, o la mentira, o la mentira impostada de verdad, o la verdad impostada de mentira, o un buen cubata, o un mal chiste, o un genial juego de palabras, o el sudor pegajoso típicamente playero, o esa adolescente abrasada en topless, o Gloria Fuertes convertida en niña de El Exorcista, o el verso, o la prosa, o la salmonela de los chiringuitos, o los propios infectos chiringuitos, o las arrugas de las abuelas ilustradas que se bañan y luego leen Le Monde Diplomatique, o el origen de un tango mítico, o tratar de hija de puta a la poesía, pero escribir mal 'hija de puta' acaso por respeto, o resucitar al 'hijo de puta' de Pla, a pela el minuto; o las putas moscas y el baygón, o poner a Hamlet su 'Speedo® / de secado / ultrarrápido', o maltraer a la momia de Alberti, o dar la vuelta a unas coplas escritas en la infancia sobre viejos y guitarras, o acrisolar los versos más exquisitos en haikus que ganan premios en Cádiz, cuando los haikus, como todo el mundo sabe, los escriben los japoneses y luego se hacen el harakiri; o emparejas a unos gatos hambrientos con el Capitalismo, o escribir 'acongojado' por no escribir 'acojonado' y que, aun así, la mirada sádica del niño y la mirada acojonada –esto es, acongojada– del insecto mantengan en su cruce instantáneo el 'secreto de la existencia'; o la vejez mal llevada, o la juventud peor llevada, o la culture jamming y Bob Marley –sea lo que sea al final la culture jamming o fuese quien fuese al final Bob Marley–; o el infarto que espera al surfista cachas, o el infarto que espera al veraneante barrigón, o un hatajo de pijos tragaldabas dando cuenta de una dorada; o la Sirenita, sea como putón viciosillo de las profundidades o como víctima inocente de la insensible brutalidad masculina; o unos rescoldos en una cala cualquiera a medianoche, o el amor, o una parrillada, o una siesta, o septiembre y el fin del verano, o el apocalipsis… David Benedicte demuestra que todo es objeto y motivo poético, cada elemento de la realidad dada, observada o vivida, sin límite alguno. El único límite es nuestra mirada (o nuestra ceguera).

Leído por el genial poeta Matías Escalera en la presentación de 'Maremágnum 44' en Madrid y publicado en la revista crítica de las artes y el pensamiento Youkali. Puedes pinchar aquí para asomarte al contenido del número.




[¿Qué coño es Maremágnum 44?]



Maremágnum 44 es el reverso luminoso de la Biblia ilustrada para becarios. Donde había empleados grises pululando descalzos por las alambradas de un campo de exterminio llamado ERE, hay ahora empleados grises pululando descalzos por la arena de una cala repleta de vidrios rotos. Maremágnum 44 es el Libro Rojo salido de la pesadilla de la siesta playera de un empleado gordo y gris que, durante el almuerzo, bajo la sombrilla, se pasó con las Mahou. El Libro Rojo de Mahou. De una Biblia a un Libro Rojo. Miedo me da pensar qué será lo próximo que publique. ¿Quizá una Guía Campsa? Eso estaría bien. Una Guía Campsa de cementerios. Maremágnum 44, como en su día lo fue la Biblia ilustrada para becarios, es un grito, el grito de Munch, soltado a tiempo parcial cuando un servidor de ustedes estaba tan harto de trabajar, tan desbordado, que no tuve más remedio que caer en las garras de la Poesía. La maldita Poesía. Muchos hubieran preferido que asaltase diligencias, lo sé. O que desviase comisiones de los fondos destinados a niños con discapacidad. Pero es lo que tiene. La Poesía. No permite elegir. Se trata de un círculo vicioso que obliga a sus adictos a dar vueltas a bordo de una kunda alrededor de un burdel habitado por versos, rimas, metáforas. Dicen que Flavio Briatore también cayó en sus garras. Y que al bueno de Iñaki Urdangarín, el de la 'balonmano' larga, ahora le ha dado por escribir tristísimos sonetos de amor republicano. Se habla de Aznar y de su yerno, Alejandro Agag, como amantes de la 'rosipoesía' de Cernuda. Pero no vamos a creernos todo lo que se dice por ahí, ¿no?

Maremágnum 44 es el dolor de muelas de una noche de verano sin ibuprofeno en casa. Maremágnum 44 es el último vuelo suicida de una mosca cojonera. Maremágnum 44 es la última arcada, con regusto a daiquiri, de la niña del Exorcista. Maremágnum 44 es la particular dieta Dunkan, a base de merluza congelada y capitanes de navío, que sigue la Sirenita. Maremágnum 44 es también la crónica de otro suicidio: el del surfista galés Gilbert Melrose, quien, como Jesucristo, aprendió a caminar sobre las aguas del mar Mediterráneo y se había creído inmortal hasta el día en que le dio el primer infarto. Maremágnum 44 es una ortodoncia en los dientes de la ballena gorda y gris que engulló a Pinocho, a Jonás y al capitán Ahab cierta mañana de bulimia compulsiva, aburrimiento y mar gruesa, o de mar compulsiva, aburrimiento y bulimia gruesa.
Maremágnum 44 es el tanga fucsia del padre Karras cuando éste se pasea por la piscina climatizada de un crucero por el mismo Infierno. Maremágnum 44 es un niño enfermo, de pies embarrados, que se pasea por mi alma. Maremágnum 44 es Ada, mi hija, cuando tenía seis años de edad, diciéndome que quería volver al cole porque estaba harta de nuestras vacaciones. Maremágnum 44 es Teo, mi hijo, a sus cuatro años, advirtiéndonos a todos de que las moscas, las puñeteras moscas de agosto, al contrario que nosotros, los humanos, vuelan pero no pueden bañar, ¡pobres! Maremágnum 44 soy yo, atropellado como un perro atropellado y frente al mar, acariciando el horizonte y la idea de convertirme en el Rafael Alberti del siglo que empieza y abriéndome en canal bajo el sol para escupir a las olas algunos versos descarnados, provocando así una marejadilla letal para submarinistas y buzos.

Maremágnum 44 es la historia de un exorcismo. El que tuvieron que hacerme a mí, su autor, para expulsar de mis entrañas el espíritu maligno, y embutido en un chándal de Decathlon, de Gloria Fuertes. Y así, desengloriándome fuertesanalmente, vomitando hasta el último heptasílabo, llegué hasta lo que soy hoy. Es decir, nada. Maremágnum 44 es ver al fantasma de Emily Dickinson suspirando y lamentando sus miserias por las tres esquinas de la Playa de los Muertos. Va en monoquini y arrastra cadenas para la nieve y su pareo es del color de las penas negras más negras, el fantasma de Emily Dickinson. Es el suyo un hermoso espectro. Que llora, y gime. Y vota a UPyD. Y de pronto suelta a ese trozo de mediterráneo almeriense que de noche es un espejo de estrellas pixelizadas, en su hosco inglés de Massachusetts

Oh, Mar, muéstrate propicio.
Te alcanzaré arroyos

en parajes moteados.

¡Oye, Mar, tómame!

Maremágnum 44 es un pecado capital cometido en el Puerto Hurraco de tu provinciana desmemoria. Maremágnum 44 es confiar en ver a Dios reflejado en la próxima ola, o en la siguiente, o en la siguiente, o en la siguiente, o en la siguiente, o en la siguiente, y así, aguardar desolado, hasta que el mes de julio no sea más que un olvido mantenido en otro olvido. Maremágnum 44 es una prima de riesgo. Maremágnum 44 es un yerno de riesgo, urdangarizado e infeliz. Maremágnum 44 es una bisnieta de riesgo. Maremágnum 44 es un riesgo rasgado.

Maremágnum 44 es un índice de colesterol elevado que adquiere vida propia, tose y escupe y hoy quiere confesarnos que está enamorado del envase de un bote de Danacol caducado. Maremágnum 44 es un poeta sin vacaciones de verano que llora y escribe sus versos dolientes en la arena de una nostalgia rotunda, implacable, excluyente, feroz.

En definitiva, ¿qué coño es Maremágnum 44?


Pues está muy claro. Maremágnum 44 sois vosotros.









Leído en la presentación de 'Maremágnum 44' en Madrid.
Las fotos son de Carlos Carrión (¡mil gracias, compañero!).
El maestro paellero es el gran Rafa Gassó (viajero, fotógrafo y poeta).

[La Sirenita Redux]


Me gustaría empezar con un recuerdo. Con el recuerdo de Ana. Anagrande. Ana Arranz. La madre de Ana, mi mujer. A quien recientemente perdíamos por culpa de esa enfermedad que nos engaña con su nomenclatura de horóscopo, con su falsa terminología de crustáceo playero, cuando en realidad no es más un cobarde y despiadado asesino que arrastra consigo todo, o casi todo, a su paso. Anagrande leyó 'Maremágnum 44'. Como también leyó, con antelación a la fecha de ser publicado, todo aquello cuanto he escrito. A ella le habría encantado estar hoy aquí. Aunque estoy seguro de que, en realidad, está aquí. Entre nosotros. Al menos yo, la siento muy cerca. Cada día se la quiere más. Recuerdo que, cuando acababa de leer el manuscrito, Anagrande me pasaba un papel en el que aparecían, puntuados, los títulos de los poemas que más le habían gustado. Éste era, o es, su poema favorito. Le puso un 10.




la Sirenita

bucea la Sirenita
feliz como una langosta
en compañía de un garboso bacalao
al pil-pil
y tres langostinos con gabardina

esta Sirenita es un poco gilipollas
ahora mueve los pechos al son de una muñeira
la Sirenita
y sonríe con su único diente
de oro

busca novio esta sirena
un príncipe enamorado y algo necio a ser posible

la Sirenita también fuma
larguísimos puros habanos
bajo el azul de las aguas
porque en los dibujos animados
sus protagonistas
pueden hacer
lo que les salga
de los huevos
que por algo son
protagonistas

pues eso
que fumando espera
la Sirenita
se deja acariciar
por el humo
de un cigarro

esta sirena es
un putón
desorejado
algo normal
allí abajo
en las profundidades
todo el día sin nada que hacer

la Sirenita
una mantenida
de los peces gordos
ésos que se comen al chico
pero ella aún no lo sabe
o le da igual
ella vive como una reina
sin preguntar

cuando está
de buen humor
hasta les permite
a los jurelillos
atacar
con su sobe audaz
tierno
y mojado.


Texto extraído de la presentación de 'Maremágnum 44' en Madrid.
La Versión Redux y complementaria, algo más tenebrosa,
de este feliz poema puede leerse aquí (pincha, por favor).

[Fermín Goes To Burgos]


Recital poético y presentación del libro
65 Salvocheas
Viernes 20 de enero, 20:00 horas
Salón de actos
CGT BURGOS, C/. Calera, 12
65 Salvocheas es un poemario editado recientemente para conmemorar el 104 aniversario de la muerte de Fermín Salvochea.
Salvochea, nacido en Cádiz en 1842, fue un revolucionario gaditano, conocido como “el apóstol de la anarquía”. Hombre de acción y activo propagandista, entregó su fortuna y su vida a la lucha por la transformación de la sociedad en la que vivió, pasando por ello largos periodos en diferentes cárceles, entre ellas la de Burgos.
En el libro 65 poetas, uno por cada año de vida de Fermín Salvochea, ofrecen en sus poemas 65 formas de acercarse a un luchador cuyo compromiso, a nivel político y personal, cada vez despierta mayor fascinación. 65 poemas que pretenden contribuir a que la figura de Salvochea siga estando presente en un mundo que hoy, como entonces, necesita de muchos salvocheas.
En el recital, abierto a la participación de quienes quieran sumarse, contaremos con la colaboración de David Benedicte, Matías Escalera y Conrado Santamaría, poetas que han participado en esta antología poética.

[Bailando con la más guapa]