[La hora de los pelmazos]




«una vieja adivina sabelia me predijo de niño, después de que hubo agitado su urna: 'A éste no lo ha de quitar de en medio una espada enemiga ni un dolor de costado, ni una tos, ni la torpe podagra; será un charlatán el que acabe con él cualquier día. Si tiene sentido común, que evite a los hombres locuaces tan pronto como se haga un hombre maduro».

Sátira del pelmazo (I9), de Horacio