El otro día me asaltó el cartero con la guía campsa de los rehabs donde han estado los hermanos Marx, de golpe y poemazo. La biblia de los valiums está de camino, ya que Travolta no parece conocer el camino a mi casa, debe tener miedo a poner tuits. Creo que me he hecho benedictino hasta las trancas.
Se lo decía ayer al señor Trashumante, hacía tiempo que no disfrutaba tanto con palabras. He decidido dejar al David novelista tranquilo (me va a costar) hasta que no conozca íntegramente al poeta, tuits incluidos. Y aunque Harpo haga teatro en un cine (jonk) prefiero no mezclar géneros.
A la poesía o se va con dinamita o mejor no molestarse. Si escribimos para que la cosa siga igual, para qué escribimos. Ha de haber locura en la poesía, dijo alguien en un frenopático. Me lo he pasado muy bien viendo como desactivas y reviertes tópicos, como viertes imágenes colectivas (los Marx, Claus, la playa) que subviertes en imágenes alucinadas que inviertes hasta la pesadilla o reinviertes (poemas seriados) lisérgicamente mientras conmueves, conviertes y diviertes, que es donde yo veo la dificultad y el reto.
Eres el eslabón perdido entre Terry Gilliam (para mí, uno de los grandes del cine) y la poesía. De hecho, leyendo Santa en el rehab, me venían imágenes de Brazil, has debido encender alguna conexión en mi cabeza. Tienes la capacidad de entrar en el cuadro de mandos que hay en el centro de la capital del imperio de la lírica que todos tenemos en la cabeza y cambiar las conexiones para que nadie vuelva a dormir tranquilo en un mundo donde todo está líricamente colocadito y versicularmente establecido.
Un abrazo morentiano y gilliamno
Paco