[Poeta En Lavapiés]
Tiempo muerto para Alí
David Benedicte
Ediciones B, 2015
ISBN: 978-84-666-5702-0
304 páginas
18 €
Daniel Ruiz García
Lo que he leído de David Benedicte me
ha llamado la atención, sobre todo, por su voluntad expresiva y la
singularidad de la voz. Benedicte ha aprovechado este don de forma
profusa en su poesía, siendo para quien suscribe una de las voces más
sugerentes de los poetas nacidos en los 70 en España -aunque él es del
69-. Tiempo muerto para Alí me descubre a un Benedicte distinto
al que he leído en poesía, aunque en realidad no del todo porque creo
que sigue siendo, sobre todo, un poeta el que cuenta, sobre la red de
una trama tejida, con dos tipos de lana: la de la novela negra, por un
lado, y la del sainete costumbrista, en su evolución berlanguiana, por
otro. Ya que en Tiempo muerto para Alí hay, y mucho, sentido del humor, cachondeo, ese tipo de cachondeo que te hiela la sonrisa tan propio del humor marca España.
El hecho de que se localice en Lavapiés, por un lado, y el componente ‘noir’, por otro, acercan la novela a Vivir y morir en Lavapiés, aquella ágil y contundente obra facturada hace unos años por José Ángel Barrueco.
Pero donde Barrueco planteaba una visión eminentemente cinematográfica,
muchas veces muy cercana a un guión, con abundantes diálogos, Benedicte
propone, sin salirse del género, un texto más escorado hacia lo
literario, donde el peso está siempre en el estilo del texto. Un texto
donde rezuman ecos de Francisco Umbral o Fernando Quiñones,
con una presencia permanente de la voz narrativa, que muchas veces
parece más bien una voz poética, ahogando las páginas de metáforas y
digresiones con una voluntad en muchos casos lírica, sin cerrar puertas a
imágenes raras e incluso aberrantes.
Hay
que aceptar de partida esa regla del juego: que Benedicte quiere jugar
con las palabras, quiere mecernos con su ritmo y a su ritmo. Habrá a
quien esta forma de estar y presentarse le resulte impertinente. Pero si
el texto encuentra a un lector con predisposición a poner el oído,
disfrutará de la prosa, del ornamento de un texto que es, a la vez,
ligero y barroco, recargado y rítmico.
La
historia tiene que ver con la novela de Barrueco no sólo en su
planteamiento ‘noir’ y su condición de ‘thriller’ urbano sino también en
el hecho de que ambas se desarrollan en Lavapiés. En este caso, la
historia resulta muy actual, ya que uno de los protagonistas, al que
alude el título, es Alí, un joven marroquí hijo de un imán y sobrino de
un líder religioso colaborador del Estado Islámico. Durante todo un día,
a la manera del Ulises de Joyce, este
personaje, que parte de una situación de culpa, irá complicándose cada
vez más la existencia hasta un destino grotesco y funesto. Otro de los
protagonistas es Paco, un policía que para mí es el personaje más
logrado de la novela, y que se verá atrapado en la vivencia doméstica
del yihadismo. Ambas historias están entreveradas bajo la voz
omnipresente de un narrador impertinente, digresivo, esquizoide, que
otorga cuerpo y robustez al conjunto haciendo de Tiempo muerto para Alí una
novela desde luego distinta, no apta para todos los estómagos pero que
saborearán especialmente aquellos que, como quien firma, siguen creyendo
en la voluntad de estilo.
Posted by
Letradicto