[Papa Doc]


¿Haití? En pie, cuatro casas de madera,

dos ríos pálidos de melancolía

y, devenido en charco de sangre, un sol

cuyo oficio consiste en ser famélico

porque brilla mejor y peor a ratos.


¿Haitianos? ¡Ay, de rodillas y víctimas

perecéis sumidos bajo las ruinas

de una fatalidad precuaternaria!

¡Sufrís mis cachimbeos de Papanoel

vestido con traje y sombrero negros,

como esos sepultureros de western

que en vudú representan La Muerte!


¿Papa Doc? C'est moi. Soy el Voodoo King

que sobre escalofríos tristes camina

prolongándose en su penar gozoso.

C'est moi, le Docteur François Duvalier,

un magnicida de pobres en serie,

ejecutor de chiflados haitianos

con jauría incorporada (mis fieles

Les Tonton Macoutes sanguinarios)

y, aunque ya no cure vuestros dolores,

llameo cargado de grillos, de noches,

de cráneos por mi jardín esparcidos.


[...]


Leer el poema completo en Voces y miradas, el blog de Antonio Martínez i Ferrer.

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