[¡Oé, oé, oé, oé, oé!]

 
Nací en 1935 en Ose (japón).
Soy el segundo escritor japonés, después de Kawabata, que ha recibido el Nobel de Literatura.
En 1963 nació mi hijo Hikari [Luz], deficiente mental.
La primera palabra que aprendí en español fue 'esperanza'.

El Semanal. ¿Es usted el más francés de los escritores japoneses o el más nipón de los autores galos?
Kenzaburo Oé. Japonés, japonés [sonríe]. En la universidad estudié literatura francesa y siento una gran afinidad con su cultura. De todas maneras, escribir en japonés para lectores japoneses hace que no sea genuino ese afrancesamiento al que te refieres.
E.S. ¿En qué tiene puesta su esperanza hoy por hoy Kenzaburo Oé?
K.O. Nuestra situación es mala. Tanto en Japón como en otros lugares del planeta. En España, después del 11-M se ha vivido un momento de cambio muy importante. Los españoles han buscado otra atmósfera para regir su país. Espero que podamos lograr una ONU más poderosa que nos lleve a un futuro más esperanzador. Aunque haya que esperar 50 años.
E.S.
Visto lo visto (y vivido últimamente), ¿corren buenos tiempos para el existencialismo?

K.O. Eso parece. El existencialismo es una manera necesaria de ver el mundo. Estoy de acuerdo contigo en que tras sus postulados puede estar la clave.
E.S.
¿Puede aliviarse el dolor desde la literatura?

K.O. Como escritor, no puedo afirmar que la literatura pueda curar o ayudar en el dolor. Pero, desde mi experiencia personal, escribir me ayudó enormemente a enfrentarme a la lesión cerebral de Hikari. 
E.S.
¿Cuándo se sintió orgulloso de él por última vez?

K.O. Hace 15 minutos. He hablado con él por teléfono. Le he contado que he conocido a chicos en Madrid que estudian japonés y escuchan su música. Me dijeron que les recuerda mucho a acordes de una guitarra española. Él me ha dicho que eso es precisamente lo que quería insinuar. Me enorgullece cada vez que expresa esa capacidad de comprensión. 
E.S.
¿Sería nuestro Quijote una especie de samurái?

K.O. No, no, no [sonríe]. Ése no es el punto natural de la novela. Don Quijote es un hombre de letras y te aseguro que los samuráis ni escribían ni leían. 
E.S.
¿Cambia mucho la visión que tiene uno de sí mismo tras recibir el Premio Nobel?

K.O. Si no tuviera el Nobel, no habrías venido a entrevistarme. Lo único importante es que me invitan a sitios y me preguntan mi opinión. Pero poco más.