[Síndrome De Abstinencia]


A mí, a ti, a él,
    a nosotros,
    a vosotros, a ellos:
    el mono.
    ¡No olvidéis al mico
    del que nadie se libra
    cuando se hace el sueco!
    Animal racional
    que se transforma
    en bestia agazapada
    a las espaldas de cada cual.

Nadie está a salvo
    de sus vilezas
    de cautivador antropoide,
    de simio dañoso,
    de oficial candidato
    a las adicciones generales
    que convocan atribuladas
    nuestras flores intestinales
    tanto gruesas como delgadas.

A mí, a ti, a él,
    a nosotros,
    a vosotros, a ellos
    y a quienes
    demandamos
    una decadencia
    sublime, hipercalórica, sonora,
    con potenciador del sabor (H-5805)
    y colorante artificial autorizado (E-110):
    hacemos
    lo que hacemos.
    Y lo hacemos
    sencillamente
    porque lo hacemos.

El yonqui se chuta heroína
    igual que tú enciendes un Camel
    y ellos necesitan llevar corbata
    o grabar en vídeo sus programas favoritos
    o asegurarse tres veces de que han cerrado
    la puerta cuando salen de casa.

Yo, tú, él,
    nosotros,
    vosotros y ellos:
    todos tenemos
    nuestras pociones mágicas.
    Por eso no descuidéis al mono,
    despótico primate
    con tendencias suicidas
    y sonrisa de  arrebatador playboy.

El mono.

Chimpancé perezoso
    cuyo zigzagueante cuchillo
    nos hace unos chirlos,
    navajazuleando semblantes,
    para que no cicatrice el sueño,
    para que nunca cicatrice el sueño.