[Diez ‘Negritas’]



¡Uno dos! ¡Alerta a todas las unidades! ¡Código diez cero! ¡Nos informan de que ha sido localizado, mientras pululaba por los chiquiparques de Madrid Río, el brazo incorrupto de Santa Patricia Highsmith! Y continúan paseando, cogiditos de la mano, calle Desengaño arriba, como si fueran dos amantes chuequeros –tal que los de Teruel, aunque más ‘ambientados’ (tonto ella, tonto él)– Julio Gálvez y Pepe Carvalho, dos ‘thrilleros’ incombustibles, pareja de desecho ‘negropolicial’. Van en busca de cuartos oscuros, delicados, pegajosos, fúnebres; a la caza de estrafalarios excesos. ¡No les quiten ojo de encima!
Madrid es el Madrid acarmenado en el que algunas vedettes televiseras ya no quieren ser princess, sino reinamadres colgadas de la copa de los árboles ginecológicos deshojados por este otoño antimonárquico, lluvioso, criminal. Lugar siniestro donde a los universitarios se les obliga a recoger la basura y a currelar, lloriqueando, mientras barren las calles de los bordes de Europa. Y Agatha Christie es una ancianiña que da de comer palomitas de maíz envenenadas a las palomas mientras espera que se arregle lo de sus vacaciones con el Imserso. Benidorm, tierra prometida de la oronda legión que conforman los jubilatas del mundo. Marinadorismo en temporada subterránea. Algunos, de hecho, están aquí para vivir tan bien su vejez que hasta la muerte temblará, amedrentada, al recibirlos.
Getafe, capital del ‘noir’, se vuelve, como cada año, un poco más negra en octubre. Es lo que afirman algunos expertos. Y sus negruras se extienden, como la Nutella, por cada rincón grafiteado de una ciudad rebosante de sucesos y de almas antiguas. Entre gatos acechantes y ratones amnistiados. Por eso portan los madrileños, balbuceantes y temblorosos, sus e-books como si fueran mudas armas de fuego. No es miedo: es certidumbre. Getafe Negro. Lo dicho. Cada vez más ‘noir’.
Don Winslow, Andrea Maria Schenkel, Sebastian Fitzek, Alicia Giménez-Bartlett y demás ‘sospechosos habituales’. Comisariados por ese ‘thrillero’ hiperactivo e incombustible que es Lorenzo Silva. Autores, periodistas y expertos del ramo charlan estos días acerca de lo ‘negropolicial’. Dejan claro que la gran novela negra actual se escribe en la tele (Breaking Bad, Los Soprano, The Wire, Boardwalk Empire…). Dan un repaso a la situación del periodismo de sucesos, mucho más negra que el propio género negro. Y es que a las tres inevitables ‘des’ de todo buen periodista de las que hablaba José Luis Gutiérrez, Guti, es decir, “depresivo, dipsómano y divorciado”, hoy hay que sumarles tres más: “despedido, desempleado y desahuciado”. O sea.