[Veo, veo… ¡mamoneo!]



España va bien. España va bien. España va bien. España va bien. España va bien. España va bien. España va bien. España va bien. España va bien. España va bien. España... Va... Bien... Y yo, que me siento hoy, no como un halcón herido por las flechas de la incertidumbre, sino igual que Bart Simpson dándole duro a la tiza frente a la pizarra, empiezo a necesitar un neurocirujano. España va bien. España… Va… Bien... Sí, cojonudamente. De maravilla. Pero para los de siempre. Para la lamentable raza de los fracasados que triunfan a dedazo ‘nada’ limpio. Para los que ocultan su avaricia en tejemanejes de trepas incompetentes.
                Será porque no hemos aprendido nada de nuestros recientes, y más garrafales, errores. Será porque la piedra de Sísifo de hoy son los castigos de Bart. Será porque nuestra condena consiste en no encontrar nada digno de ser ensalzado. Será porque, en realidad, todos, sin excepción, estamos peligrosamente ‘simpsonizados’. Será porque, al parecer, somos amarillos. Tanto como Ned Flanders. O como Clancy Wiggum.
Será porque el amarillo es el color de la mentira.
De la desfachatez.
                Lo de la Junta de Andalucía empieza a ser para echar a correr y no mirar atrás. Para alejarse antes de que sea tarde. Para no juntarse con ella. Nombra el Gobierno de Susana Díaz director de Políticas Activas de Empleo a Rafael Moreno Segura. El mismo Moreno Segura, alcalde de Huévar del Aljarafe entre los años 1997 y 2015, que fue condenado por injuriar a un funcionario de su ayuntamiento a través de denigrantes tuits. El mismo ex alcalde que, durante su reinado de nefasta gestión, acumuló una deuda con la Seguridad Social próxima a los 11 millones de euros. El mismo hincha pugnaz y futbolero que también fue denunciado como presunto autor de una agresión a un árbitro. El mismo tipo que, en su nada presunta amarillez, deja pequeño al sempiterno edil de Springfield Joe Quimby. El mismo. Sí, el mismo.
                Pero la culpa no es de Rafael Moreno Segura. Ni de su segura servidora, Susana Díaz. Sino de todos los Milhouse Van Houten que permitimos que esto ocurra, una vez más, hasta que el día menos pensado logremos alcanzar el ‘trending topic’ de la indignación. Será cuando webs ignoradas den cuenta de todos estos mamoneos. Hasta provocarnos arcadas.
                Algunos políticos esgrimen su currículo como una antorcha para iluminar este mundo. Otros, si permitimos que perseveren en tan rancios nepotismos, acabarán por incendiarlo todo. Y a todos.