[Playboys Don't Cry]

 

El día que Flavio Briatore descubrió la Poesía, su mundo, el orbe automovilístico de la F-1, de la Viagra, de los circuitos, de la alta competición, de las titis rubias, neumáticas, recauchutadas, ese mundo costoso y acelerado, dejó de carburar. Sucedió una mañana de julio y empezó con Vallejo. Con César Vallejo. Aquel mismo César Vallejo al que pegaban todos con un palo sin que él hiciese nada. Al que daban duro con un palo y duro también con una soga. Son testigos los días jueves y los huesos húmeros, la soledad, la lluvia, los caminos.

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