[Graham Bell Resurrection]





Otra de esas 'frikadas' que al pobre juntaletras le toca padecer.

¡Qué maravilloso es el mundo de la publicidad!

Aunque leído ahora, tiempo después, creo que la cosa tiene su gracia:


Mi nombre es Bell, Graham Bell, Alexander Graham Bell. Con equis, be y hache intercalada. Mi apellido os sonará por mis dotes de eminente logopeda. Aunque imagino que muchos me conoceréis porque fui precursor de la invención del teléfono. Repito: teléfono. También del telégrafo, del fotófono, del fonógrafo, de los hidroalas y del detector de metales.

¿Eh? ¿Cómo se os ha quedado el cuerpo? Las cosas me fueron más o menos bien hasta que una anemia perniciosa se cruzó en mi camino y me llevó dentro de un ataúd a seis metros bajo la falda de un monte en Nueva Escocia. Dejé una viuda y dos hijas, Elisa May y Marion, a las que nunca he vuelto a ver. Una historia que acojona un poco, ¿eh?