[The Walking Dead]


Y puse el despertador
a la cabeza del muerto.
A las siete despertóse
en el sudario cubierto
el vientre hinchado de gases
y zapatillas de fieltro
un crucifijo en las manos
colmena de cirios tiernos.
Flores sin ojal, podridas
corriéndole por el cuerpo.
Con unos lentes de niebla
por los ojos mal abiertos
azul la barba crecida
y largas uña y pelo
rasgada la americana
por la espalda y el aliento
peste de entrañas, sin sangre
boca con labios de hielo.
Se levantó. La mañana
mostraba su blanco pecho.
Por faroles y ataúdes
salió hacia la calle el muerto
sus hombros de espantapájaros
se le llenaban de cuervos
y dejaba un rastro de cruces
y le ladraban los perros.

Un poemazo de Agustín de Foxá (1906-1959)